Pero esto no solo afecta a tus equipos. Dar prioridad a la tecnología y la eficiencia por encima del bienestar de los miembros de tu equipo también puede ser perjudicial para tu organización. Si los miembros del equipo se sienten desmotivados, la productividad disminuirá, lo que dificultará el cumplimiento de los objetivos de la organización. Te enfrentarás al absentismo cuando las personas se den de baja por motivos de salud mental y física. También te enfrentarás a una crisis de contratación, caracterizada por una mayor rotación de personal y malas valoraciones de los empleadores.
Aunque hayas invertido en herramientas con la esperanza de impulsar la experimentación, el uso estresante de las TIC hará que las personas se centren en el cumplimiento de las normas en lugar de en crear ideas innovadoras. Peor aún, no las utilizarán en absoluto. Si no son muy expertos en tecnología y están demasiado estresados para aprender, se crearán brechas de conocimientos y habilidades, lo que agravará el problema. Además, si están agotados y sobrecargados, se cansarán. Esto conlleva un aumento de los errores y de los posibles riesgos de seguridad.
Más allá de los efectos inmediatos, tus esfuerzos estratégicos también se verán afectados. Si tus equipos se resisten al cambio y temen a la tecnología, la transformación digital se estancará. Si experimentas una mayor rotación de personal y una reducción de la productividad, los costes aumentarán y se perderán conocimientos valiosos. En última instancia, si el estrés en el lugar de trabajo se hace visible o afecta a los productos o servicios que ofrece, tus clientes lo notarán.